¡Guau!
He alucinado con todas las estrategias que se exponen en la teoría de este tema
4 para la creación de textos. Algunas tan sencillas y bonitas a la vez, que al
mismo tiempo que iba leyendo cómo hacerlo, me iban viniendo a la cabeza ideas
de qué y cómo poner en práctica las estrategias con un grupo de niños. ¡Qué
divertido!
También
he de contar, que todas estas emociones me ocurrieron mientras leía los
apuntes, y que una vez que cogí teclado y ratón para ponerme en marcha con la
actividad, me quedé en blanco, y me ha costado bastante trabajo hacer algo que
mereciera la pena colgar en este blog.
Aun
así, me ha gustado mucho la experiencia, y sobre todo pensar, que con más calma
y algo más de tiempo, creo poder hacer cosas muy bonitas.
CREACIÓN EN PROSA
Me
llamaron la atención varias estrategias, muchas de ellas muy originales, como
“el cuento al revés” o “la estructura de un cuento en otro espacio”. Pero
después de darle varias vueltas, he escogido “historias en primera persona”.
Una
vez que decidí la estrategia, me puse a pensar cuál sería el protagonista de mi
historia, y casualmente, mi reloj de pulsera me estaba haciendo daño y decidí
quitármelo. Cuando lo dejé en la mesa, se me encendió la bombilla y pensé que
el tiempo me podía a dar mucho juego.
Este
pequeño relato está enfocado para una edad de entre 5-6 años. ¿Porqué no enseñarles a leer
la hora? Se trata de una habilidad matemática que puede resultar de lo más
lúdica. Y, como sabemos, es a esta edad a la que un niño comienza a tener las
capacidades necesarias para comprender la difícil tarea que es, el significado
del tiempo y cómo se mide. Por todo ello, os presento la singular historia de
un reloj.
LA
HISTORIA DE UN RELOJ
Pobre
de mí, solo soy un reloj de pared grande y antiguo. Me tienen olvidado en el
desván y casi no me queda cuerda para cantar las campanadas que tan alegremente
daba de niño en el salón principal de este caserón. Mi nombre es Ticciano,
aunque todos los enseres de esta casa me solían llamar Tic. Recuerdo aquellos
años con mucha ilusión porque, a pesar de estar quieto y no moverme, toda la
familia dependía de mí. A veces me miraban con miedo y nerviosismo, yo creo que
no les gustaba la hora que marcaban mis agujas. Otras, venían corriendo, se
asomaban y me observaban con ilusión. “¡Ya queda poquísimo!” gritaban. En
ocasiones, se sentaban a leer casi casi en mi regazo y cuando hacía sonar las
campanadas, se levantaban, cerraban el libro y se iban. Po lo visto yo les avisaba
de que era la hora de hacer algo. Pero lo que más, lo que más me gustaba, es
que un día al año preparaban una gran cena a la que acudía toda la familia. Me
hacían una fiesta y pasábamos horas celebrando y riendo todos juntos. Y siempre
en mi honor. Lo sé, porque durante horas, me miraban nerviosos, excitados y
exaltados. Y cuando yo cogía aire y hacía sonar mis 12 campanadas como en todo
el año jamás lo había hecho, ellos comían uvas y al acabar me gritaban
¡¡¡felicidades!!! Qué tiempos aquellos…
Mi
primo, sin embargo, sí que tiene suerte. Él nació reloj de pulsera, Casio, y
por más que pasa el tiempo, siempre está de moda. Así que no para de ver mundo
y dar vueltas de un lugar a otro. Además el muy vago se limita a hacer un
pequeño y casi insonoro “pi, pi” cuando da la hora en punto, y por no tener, no
tiene ni agujas. ¡Qué pena la mía!
Uiiii,
¿Pero qué oigo? ¿Son personas que suben al desván? ¡Ya se, haré sonar las
campanadas!
¡¡¡¡¡¡¡¡POOOOMMMMM!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡POOOOMMMMMM!!!!!!!!!!!
- - ¡Juan mira! ¡Aquí está el reloj de mi padre al que tanto cariño le
tenía! ¡Qué bien! ¡Qué alegría! Creí que se tiró en la última reforma.
Lo bajaré al salón principal y volverá a estar en el sitio que le
corresponde, porque donde esté una buena campanada, que se quite Casio, Rolex o
hasta el cantar de una rana.
CREACIÓN EN VERSO
Qué
bonita es la poesía y cuantas diferentes estrategias hay para plasmarla en un
papel. Sin duda, para mí, se trata de la
palabra convertida en belleza. Personalmente, nunca me he arrancado a escribir
nada porque siempre creí que una creación en verso se trataba de algo complejo
y casi inalcanzable. Pero he aquí mi sorpresa, al darme cuenta que soy capaz de
escribir algo de este género. Sí, es cierto, es algo muy sencillo, pero
bastante mono, para qué negarlo.
Aunque
a veces se trate de un género un poco olvidado en infantil, la poesía es
primordial para los niños. De este modo juegan con la musicalidad y el humor
que aporta, estimulando la imaginación y la sensibilidad.
Para
mi siguiente composición he elegido la estrategia del encadenamiento porque, tras ver ejemplos, me
pareció una forma muy bonita y original de hacer un poema. Se trata de una
creación para niños de 5-6 años. Además, al empezar cada verso con la misma
palabra con la que acaba el anterior, capta la atención de los lectores, pues
no es un tipo de lectura muy habitual.
Este
pequeño poema ha surgido a raíz de mi padre. Él es gran lector y escritor y a
su vez, dedica su tiempo a la vida en el campo cultivando almendra. Así que de
la poesía, mi padre y el campo, surgió esto:
En
el campo había un hombre.
Un
hombre que cultivaba árboles.
Árboles
llenos de flores.
Flores
que crecían en las ramas.
Ramas
de las que brotaban almendras.
Almendras
que se caían maduras.
Maduras
almendras cogía un hombre.
Un
hombre que había en el campo…
CREACIÓN DRAMÁTICA
Me
encantó la idea de crear una obra dramática a partir de un juego de rol. Se
trata de exprimir la imaginación al máximo, y de donde pueden salir historias
alucinantes. De momento, me planteé esa estrategia como la principal, pero el
tiempo me ha jugado una mala pasada, y quise ponerla en práctica con un grupo
de niños en concreto, a los que desgraciadamente, no me ha dado tiempo a ver. Así que me dije: ¡Leonor ánimo, piensa!
Y echando un ojo a mi biblioteca, me encontré con dos personajes muy
singulares: Elmer y el monstruo de colores. Ambos protagonistas de dos
historias apasionantes, que llenan de alegría las estanterías de libros de
muchos niños. Y aunque no lo parezca, ambos tienen características comunes. La
primera y más evidente es que sus historias giran en torno a los colores. Así
que me puse manos a la obra y pensé ¿qué pasaría si se encontraran este
elefante y este monstruito? ¿Qué se dirían? ¿Qué podrían aprender el uno del
otro?
Puesto
que se trata de una prolongación de ambas historias, esta creación es para
niños de 3-4 años,
es decir, la edad a la que van dirigidos estos libros.
NARRADOR:
En una selva muy lejana, vivía un elefante muy especial. Se llamaba Elmer.
Elmer
tenía una trompa larga y elegante, grandes patas y unas orejas enormes, con la
que podía oír a kilómetros de distancia. Aparentemente era un elefante normal y
corriente, pero Elmer tenía una peculiaridad. Elmer era de muchos colores. Era
de color azul, rojo, verde, amarillo, rojo y negro. Todos sus amigos se metían
con él por su aspecto, así que Elmer, triste y cansado, decidió alejarse de su
manada y emprender su propio camino.
Pasó
días andando hasta que de repente, se encontró a un monstruo muy original, era
verde, con dientes largos y cara fea.
MONSTRUO
(M): ¡Uiiii! ¡Qué elefante tan bonito!
ELMER
(E): ¿Bonito? Mis amigos se meten conmigo porque soy diferente a ellos.
M:
¿Diferente porqué? ¿Cómo son tus amigos?
E: Ellos
son de color elefante y yo, mírame, soy de muchos colores. Me llamo Elmer.
M: Querido
Elmer, no estés triste, tus amigos no lo entienden. Todos los seres que habitamos
el mundo somos de muchos colores, lo que pasa, que estas algo confundido y por
eso, tu piel es de muchos colores a la vez. ¿Me ves? Yo soy verde, porque estoy
en calma. Tranquilo como los árboles y como el viento que sopla. Pero si me
haces enfadar, verás que mi piel cambia de color.
E: ¿A
sí? ¡Feo, bobo, malos pelos!
NARRADOR:
El monstruo empezó a ponerse rojo como un tomate hasta casi estallar de ira. Y
cuando se calmó, le explicó:
M: ¿Has
visto? Cuando uno está muy enfadado se pone rojo como una manzana. Feroz como
el fuego.
NARRADOR:
Elmer, seguía sin entender nada, y muy confundido se puso a llorar. El monstruo,
al verlo, sin saber qué hacer para calmarlo, se contagió, y lloró junto a él. Cuando
el elefante levantó la vista, se quedó perplejo. Ahora el monstruo era de color
azul.
E: ¿Y
ahora? ¿Qué te pasa?
M:
Cuando uno está muy triste, se pone de color azul. Azul como el mar y los días
de lluvia.
N:
Elmer empezó a entenderlo todo.
E: ¿Y
negro? ¿Alguna vez te pones de color negro?
M:
Por supuesto, en cuanto tengo un poquito de miedo, mi piel se vuelve negra.
Negra como este cuadradito que tienes tú aquí.
Elmer,
lo que te pasa es que tienes todas tus emociones muy desordenadas. Pero, poco a
poco, te enseñaré a utilizarlas. Ven conmigo y verás qué fácil es. A mí me
enseñó una buena amiga mía…
NARRADOR:
Aquella pareja tan singular se fue alejando. Estaban alegres y dispuestos a
empezar la gran labor que tenían por delante. Desde lejos se podía ver como
caminaban un gran elefante de colores y un monstruo, pero esta vez, el pequeño
monstruo era de color amarillo…
¡¡Genial Leo!! ¡¡ Creo has hecho un trabajo maravilloso!! Menos mal que te quedaste en blanco porque si llegas a coger el ratón y el teclado inspirada no sé qué hubiera pasado, jajaj
ResponderEliminarLa creación que más me ha gustado ha sido sin duda alguna la prosa. Que historia tan chula te has montado siendo un viejo reloj de pared ¡¡imaginación al poder!!. Yo también elegí la misma estrategia porque me parece una de las más originales y tengo que decirte que le has sacado todo el jugo ¡¡enhorabuena!!.
La creación en verso también genial sobre todo por el tema que has utilizado, una manera preciosa de acercar a los niños al campo. Me pregunto cuántos habrán visto un almendro…..
En la creación dramática, por ponerte algún pero, me falta algún personaje más. Has utilizado el juego de rol y pienso que es una estrategia que se luce mucho más si participan más niños en la elección de personajes. De todos modos Elmer y El Monstruo de los colores son dos personajes conocidísimos por todos y que seguro les harán disfrutar de la historia.
Lo dicho, ¡¡fantástico trabajo!!
Maribel
:) Un estupendo comentario, Maribel. Con más niños habrá más personajes, no es problema.
Eliminar¡Enhorabuena, Leonor! Coincido con Maribel en que has realizado un trabajo estupendo, sobre todo en lo que se refiere al texto en prosa, original y tierno a partes iguales.
ResponderEliminarEn cuanto a la actividad dramática, también he de felicitarte. Por un momento has conseguido que me olvide de la tirria patológica que le tengo al dichoso Monstruo de colores, así que, además de crear una pieza muy curiosa y atractiva para los peques (estoy convencida de que disfrutarían mucho de este insólito encuentro), me has medicado la neura.
:D Estupendo, Natalia.
EliminarPerfecto, Leonor.
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